Un total de 50 niños, niñas y adolescentes participaron en esta jornada educativa y emocional junto a los perros labradores Milka y Nutella
El Ayuntamiento de Torrox ha sido escenario de una actividad muy especial organizada por la Asociación Aceta-Axarquía (Atención e Integración de personas con Trastorno del Espectro Autista). Un taller dirigido a niños, niñas y adolescentes con TEA en el que participaron 50 menores y cuyo objetivo principal fue acercarles al mundo de los perros, superando barreras sensoriales y emocionales de forma amable, segura y divertida.
La jornada estuvo guiada por Miguel Sánchez-Merenciano, entrenador canino especializado, que explicó de forma adaptada el comportamiento y el papel de los perros, en concreto de Milka y Nutella, dos labradores de tan solo siete meses que ya cuentan con nivel 1 de rescate acuático. Gracias a su carácter afable y su entrenamiento, estos perros lograron generar un clima de confianza que permitió a muchos menores acercarse por primera vez a un animal, acariciarlo y ofrecerle una chuche sin percibirlo como una amenaza. Un gesto que, en niños con desórdenes sensoriales y miedo a los animales, supone un logro enorme en su desarrollo emocional.
“Este tipo de iniciativas demuestran que el ocio inclusivo es posible, necesario y transformador. En Torrox tenemos el firme compromiso de apoyar a todas las asociaciones que trabajan por una sociedad más sensible, empática e igualitaria”, ha señalado la concejala de Playas, Vanessa López, quien valoró especialmente la implicación del personal técnico y la conexión que se generó entre los menores y los perros.
Por su parte, la representante de Aceta-Axarquía, María del Mar Vargas Martín, ha agradecido “la acogida y el respaldo del municipio de Torrox para llevar a cabo este taller tan necesario y cargado de emoción para las familias que formamos parte de la asociación”.
La actividad transcurrió en un ambiente relajado y enriquecedor, donde no solo se ofreció una experiencia sensorial positiva, sino también una oportunidad para crear lazos afectivos y reforzar la autoestima de los menores. Una tarde llena de sonrisas, respeto y pequeñas grandes conquistas, que reafirman el valor de la inclusión desde la empatía.