Trump histérico, pueblos heroicos

(Por Eduardo Madroñal Pedraza) Aunque toda la atención parece quedarse en las decisiones arbitrarias de Trump -no solamente contra los demás países y pueblos del mundo sino también contra el pueblo estadounidense- debemos ser conscientes de que los ataques histéricos de la Casa Blanca -a diestro y siniestro, afuera y adentro- son la expresión concentrada -contra el resto del planeta- y descarnada -a cuchilladas entre sus dos fracciones- de la histérica burguesía monopolista de Estados Unidos (EEUU) ante su ocaso como superpotencia.

Aranceles a Vietnam, pero EEUU es deudor

Si hay un caso paradigmático es el ataque arancelario de Washington a Vietnam, un monstruoso arancel de más del 40% a los bienes producidos en Vietnam. Sin embargo, el imperialismo estadounidense sufrió la derrota histórica que le supuso pasar de la ofensiva estratégica mundial a la defensiva estratégica el 30 de abril de 1975 a manos del pueblo vietnamita, cuando sus tropas tuvieron que huir en helicópteros desde las azoteas de los edificios de Saigón, la entonces capital del Vietnam del sur que ocupaban y que ahora se llama Ciudad Ho Chi Minh.

Tras firmar un tratado de paz que prometía reparaciones por los daños irreparables causados por el gobierno estadounidense y su ejército, Estados Unidos renegó. Y no solamente ha seguido negando miles de millones de dólares en reparaciones, sino que ha tenido el máximo descaro de exigir que Vietnam pagara a Estados Unidos 140 millones de dólares en deudas de guerra contraídas por el régimen títere de Vietnam del Sur a cambio de normalizar las relaciones comerciales. Esto es similar a la cínica exigencia del gobierno francés en el siglo XIX de que Haití pagara reparaciones por la pérdida de beneficios de los esclavistas franceses tras la victoria el 1 de enero de 1804 de la primera república negra independiente del hemisferio occidental.

EEUU es un sangriento deudor

De 1962 a 1975, unos tres millones de vietnamitas, de una población de más de 46 millones de personas, murieron en la guerra genocida, junto con más de 58.000 soldados estadounidenses. Washington mantuvo y amplió la guerra no solamente para dominar Vietnam sino también para atacar la creciente fuerza de la revolución china. Junto con la tremenda pérdida de vidas de los combatientes vietnamitas y las masacres de civiles que llevaron a cabo, así como de los muertos en las propias tropas estadounidenses, Vietnam sufrió muchos otros enormes daños.

Está bien documentado que las Fuerzas Aéreas estadounidenses arrojaron más de cuatro millones de toneladas de bombas sobre las zonas mayoritariamente rurales de Vietnam del Sur. Muchas bombas sin explotar siguen amenazando hoy las vidas y las extremidades de la población. Además, se utilizaron 400.000 toneladas de napalm no sólo para mutilar a la población civil, sino también para envenenar el suelo, el agua y el aire.

Las fuerzas estadounidenses utilizaron el Agente Naranja, un herbicida mortal, para destruir la vegetación y defoliar los bosques en un esfuerzo por eliminar a los guerrilleros vietnamitas. El herbicida contiene la sustancia química tóxica dioxina, relacionada con el cáncer y los defectos de nacimiento. Aún hoy, tres millones de vietnamitas, incluidos niños, padecen graves y constantes problemas de salud debidos a este veneno mortal. El uso de estas armas inhumanas no sólo constituyó un crimen de guerra de Estados Unidos contra el pueblo vietnamita, sino que perjudicó también a sus propios soldados.

La victoria de Vietnam, la histeria de EEUU

El hecho de que Vietnam se impusiera a la superpotencia estadounidense en tal guerra genocida y que posteriormente haya prosperado económicamente de tal manera que un Trump haya amenazado histéricamente con unos aranceles de más del 40% es un ejemplo histórico y presente de la vergonzosa derrota sufrida por el ejército más poderoso del mundo a manos de un ejército popular decidido y unido.

Ninguna arrogante medida económica de Washington puede borrar la importante lección y ejemplo actual para los países y pueblos del mundo frente a la dictadura mundial de Trump, expresión la histérica debilidad de Estados Unidos como superpotencia en su ocaso.

La victoria de Vietnam en 1975 -y sus avances desde entonces- pueden sin ninguna duda seguir inspirando a los países y pueblos en su lucha por la paz y la prosperidad amenazadas por el imperio en su ocaso.

Eduardo Madroñal Pedraza

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