La nube que nos deja secos y sin luz

(Por Eduardo Madroñal Pedraza) Un fallo en la “nube” de Amazon en uno de sus centros de datos en Estados Unidos ha causado interrupciones en miles de servicios y aplicaciones en internet a lo largo y ancho de Europa. Pero no ha sido por lluvias desbordantes, sino porque, en verdad, la llamada nube son instalaciones terrestres con almacenamiento, bases de datos, computación, redes e inteligencia artificial. Son siniestras nubes, que no lo son, pero que siguen llamando nubes. Siniestras nubes negras, que ocultan inmensas colmenas de servidores escondidas en interminables naves, que nos irán dejando secos y sin luz.

Pero hablamos de toda España, no sólo de Aragón. Podríamos, a la aragonesa manera somarda, titular el artículo de formas distintas: Cuando la ‘nube’ es un nudo, ay, que nos anuda. Porque la ‘nube’ es seca tierra española. La ‘nube’ no nos enriquece, sólo consume y empobrece. Hablamos de España, no sólo de las tierras mañas.

Los centros de datos nos roban los megavatios

La campaña “No es sequía, es saqueo” denuncia los fondos de inversión y multinacionales tecnológicas, bajo promesas de falsos puestos de trabajo, se reparten y expolian con la invasión descontrolada de centros de datos, por el consumo desmedido de agua y energía de estas infraestructuras, sus nulos beneficios sociales y el mito sobre la creación de empleo. Los consumos energéticos son altísimos, los consumos de agua son inciertos, en todo caso son también muy altos, y los empleos generados son pocos y de mala calidad.

El fondo estadounidense Blackstone se propone construir ocho centros de datos en Valdejalón, pero son ya 26 centros de datos autorizados en Aragón. Aunque hablamos de toda España. Recordemos que los 26 centros de datos consumirán el doble de energía que toda la producción energética actual de nuestro país, y cuatro veces el consumo actual de familias y empresas, poniendo en riesgo el suministro a la población, a los hospitales y a las industrias aragonesas.

Frente al necesario desarrollo económico basado en las industrias productiva y logística se construye otro modelo basado en los centros de datos, con mucha menos generación de empleo.

La “nube” no existe, es una mina

La llamada “nube” -con la que nos confunden incluso ahora que ha fallado, y que siempre nos ofrecen para almacenar nuestros datos- no está en el cielo, está en tierra, tan en la tierra que puede explotar como una mina. La palabra “nube” -copiada de la inglesa cloud– esconde que en inglés el verbo to cloud significa usar algo para esconder la realidad, para nublar la conciencia. Es decir, la “nube” es una máscara, y bien cara que es.

La “nube” son inmensos centros de datos que ocupan enormes espacios terrestres, que necesitan un elevadísimo suministro eléctrico y también ingentes cantidades de agua para refrigerarlos. La inversión que necesitan es una mina. La información que almacenan es una mina. Incluso la “nube” puede enterrarse. Existe un proyecto para utilizar las viejas minas en desuso como “nubes” subterráneas. Por lo que se ve, la “nube” -ahora que ha explotado- en realidad es una mina en varios sentidos peligrosos.

El dominio monopolista de la “nube”

La concentración de datos en la “nube” está dominada por tres empresas estadounidenses: Microsoft, Amazon y Google. Por eso, cualquier error tiene un impacto global. En este caso, el fallo ha afectado a millones de usuarios. En realidad, el fallo ha afectado al mundo dependiente del oligopolio estadounidense, desde Europa hasta Australia.

Se ha demostrado una vez más que la dependencia excesiva de los productos tecnológicos de un país entraña riesgos potenciales, como embargos tecnológicos, violaciones de seguridad e interrupciones de la cadena de suministro. Se ha hecho más evidente aún la necesidad de reducir la dependencia europea de la tecnología estadounidense.

Reducir la dependencia de los oligopolios estadounidenses en el sector tecnológico es crucial, mediante la inversión y el desarrollo de las industrias nacionales en Europa.

Y la “nube” aterrizó en España

España se está convirtiendo en la base preferida para el aterrizaje de la “nube” de las grandes empresas tecnológicas estadounidenses. Además de Microsoft, Amazon y Google, ya lo han hecho Meta, Oracle e IBM. Aparecen para construir “nube” que incluya la demanda de inteligencia artificial.

El número de centros de datos en España ya estaría en torno al centenar. España está considerada por los estrategas del Pentágono como un portaaviones anclado en el vientre sur de Europa. ¿Va a ser considerada también como un territorio desértico de industria nacional donde anclar la “nube” tecnológica de Wall Street?

Eduardo Madroñal Pedraza

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